La adrenalina o epinifrina, actua sobre el corazón, estimulando la contractilidad, aumenta la frecuencia cardiaca, además, de aumentar la presión arterial. Al actuar también sobre los vasos sanguíneos, contribuye a aumentar la presión arterial, fundamental para revertir los efectos de los estados de shock.
Debido a su efecto a nivel de los pulmones, produce broncodilatación, y tiene a su vez, un efecto descongestionante en la mucosa de las vías respiratorias, esencial para abrir la vía aérea, que puede encontrarse comprometida en el caso de crisis asmática o anafilaxia grave.
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